Una ciudadana sueca que estuvo en Panamá a finales de 2004 se convirtió en la pieza clave para que autoridades de Estados Unidos (EU) y Colombia lograran desentrañar una de las más complejas redes internacionales de apoyo a las FARC.
La mujer, cuya identidad no fue revelada, llegó a Panamá como turista, pero agentes estadounidenses que le hacían seguimiento desde Europa sabían que no venía con intenciones de pasear o conocer las maravillas del país. Se reunió con delegados de ONG europeas y con al menos cinco ciudadanos colombianos que desde hace años mantenían una estrecha relación con organizaciones de izquierda panameñas.
Uno de esos colombianos es Ovidio Salinas Pérez, conocido en los registros de las autoridades como El Embajador o Juan Antonio Rojas, un reconocido representante de las FARC en América Latina.
El objetivo de ese encuentro, que se desarrolló en un salón de hotel de la ciudad, era coordinar el apoyo que delegados de esas ONG de Europa brindarían a las FARC.
Tan fructífera fue la reunión, que El Embajador envió un mensaje a su jefe, el entonces segundo al mando de las FARC, Raúl Reyes. Lo hizo a través de un correo electrónico que luego fue encontrado por las autoridades en el computador del jefe guerrillero durante el ataque al campamento en Ecuador, en el que perdió la vida.
En ese mensaje, Salinas Pérez le notificaba a Reyes que la mujer sueca había hecho “un trabajo extraordinario”; que logró aglutinar, como nunca antes se había logrado, a representantes de organizaciones no gubernamentales para sumar ayuda a “la causa de las FARC”.
Un guerrillero que estuvo en la reunión de Panamá, y que luego se convirtió en informante del Ejército y la Fiscalía de Colombia, contó detalles inéditos del encuentro. La Prensa logró su testimonio, gracias a fuentes de inteligencia de Colombia y Estados Unidos. Entre otras revelaciones, el insurgente aseguró que las razones para que El Embajador se mostrara tan complacido con la reunión, se debió a que el apoyo que se concretó no fue simplemente para obtener respaldo político internacional.
En el encuentro, varios de los asistentes hablaron de un tema neurálgico: las finanzas de la guerrilla. Para las FARC, ahogadas por la ofensiva del gobierno del presidente Álvaro Uribe, era fundamental reunir recursos para enviar a sus frentes en Colombia y a sus grupos de apoyo en el exterior.
En esa reunión, delegados que venían de Suecia, Finlandia, Italia y Dinamarca anunciaron que no traían las manos vacías. Que habían logrado recolectar casi medio millón de dólares.
La noticia encantó a El Embajador, quien de inmediato escribió a Raúl Reyes y le contó la buena nueva. Días después de la cita, la mujer sueca volvió de nuevo a Estocolmo, la capital de Suecia, a donde los investigadores le perdieron el rastro.
Estos seguimientos, así como otras evidencias reunidas durante más de tres años, llevaron al Gobierno de EU, a través del Departamento del Tesoro, a incluir, el pasado 30 de septiembre, a ocho delegados de la guerrilla en la lista negra de quienes trabajan para apoyar y financiar organizaciones terroristas en el mundo. Y una de esas personas es Ovidio Salinas Pérez.
El hombre de las reuniones
Pero esta reunión de 2004 fue apenas uno de los tantos encuentros que, según las autoridades, sostuvo El Embajador. Aproximadamente un año antes de esta cita en un hotel en Panamá, Ovidio Salinas se reunió en la ciudad capital con dos emisarios del llamado Secretariado de las FARC, ambos delegados internacionales con mucho peso. Se trataba de Liliana López Palacios, alias Olga Marín, hija del fallecido jefe de las FARC, Manuel Marulanda, y Miguel Ángel Castañeda Agudelo. Ambos también están en la lista negra de EU a quienes ese país considera como representantes internacionales de la guerrilla colombiana.
El encuentro también está consignado en otro correo encontrado en el computador de Raúl Reyes. En ese mensaje, El Embajador habla del tema central, y tenía que ver con lo que llamó “una diligencia prioritaria para las FARC”: había que hacer varias inversiones en Panamá para camuflar al menos un millón de dólares, producto del narcotráfico.
En un correo posterior, Salinas da cuenta de la adquisición de una finca, un salón de belleza, una cafetería, una discoteca y títulos valores en bancos panameños. La explosiva revelación encendió de inmediato las alertas de las autoridades que comenzaron a rastrear si esa información era exacta. Las autoridades de Panamá fueron notificadas en su momento, y hoy el tema es aún motivo de investigación.
El viajero
Y hubo más reuniones y viajes. Salinas, quien tiene orden de captura internacional emitida por INTERPOL, se movió tranquilamente en Panamá y desde aquí orquestó un plan de apoyo internacional a las FARC.
Autoridades tienen registros de varios viajes que hizo a Costa Rica, otro de sus centros de operaciones; a Nicaragua, en donde buscó respaldo de los sandinistas; a Venezuela, donde coordinó ayuda a las FARC por parte del gobierno de Hugo Chávez; a Ecuador, donde, al parecer, se reunió con otros delegados internacionales de la guerrilla; a Chile, donde se encontró con organizaciones sociales; a Cuba, donde fue recibido por delegados del gobierno de Castro; a España, Portugal, Dinamarca y Suecia, donde buscó apoyo a la causa guerrillera y concretó negocios de compra de armas para las FARC; y a México, donde participó en seminarios organizados por jóvenes universitarios.
Su nombre apareció mencionado, a mediados de este año, en el escándalo que se desató en Costa Rica por el hallazgo de 480 mil dólares que resultaron ser de ese grupo armado y que habían sido enviados desde Panamá y pertenecían a cuentas de Rodrigo Granda, conocido como El Canciller de las FARC.
La Prensa de Nicaragua y el canal RCN de televisión de Colombia lo mencionan como el hombre que estuvo en abril de este año en Nicaragua, en un supuesto encuentro con el presidente de ese país, Daniel Ortega.
En otros correos del computador de Reyes, Salinas Pérez aparece mencionado por efectivas gestiones que realizó para mover plata de ese grupo en Europa. En uno de ellos, María Remedios García Albert, alias Soraya, ciudadana española detenida este año en su país, por ser presunto enlace de las FARC, asegura que este enigmático hombre fue clave para recibir recursos provenientes del Viejo Continente. Los contactos se remontan al año 2000.
De Salinas Pérez, las autoridades perdieron el rastro hace varios meses. Algunas informaciones señalan que por motivos de salud viajó a Cuba a donde se somete a intensos tratamientos médicos.
Pero más allá de la labor de El Embajador, lo que llama la atención de quienes investigan las redes internacionales de las FARC es el papel estratégico que significó Panamá para ese grupo armado ilegal. Las pesquisas señalan que en los últimos años, al menos otros 30 delegados de las FARC se movieron por Panamá e hicieron desde aquí gestiones y contactos.
¿Algunos de esos representantes de las FARC siguen aquí? ¿Tienen otras identidades? ¿Qué panameños les colaboraron? Esas son preguntas que aún no tienen respuesta y que las autoridades tratan de responder para entender qué tan grande fue la presencia del mayor grupo guerrillero del hemisferio occidental en nuestro país.
Los otros delegados de las FARC
El pasado 30 de septiembre el Departamento del Tesoro de Estados Unidos (EU), a través de su Oficina de Control de Bienes Extranjeros, incluyó a ocho personas en la lista de quienes son consideradas como “personas que prestan ayuda material a una organización narcoterrorista”.
Los mencionados en la lista son: Liliana López, alias Olga Lucía Marín –hija del jefe máximo de las FARC Manuel Marulanda–; Jairo Alfonso Lesmes, alias Javier Calderón; Efraín Trejos; Orlay Palomino, alias Comandante Hermes; Jorge Dávalos Torres, Nubia Calderón, Francisco Antonio Cadena, alias Cura Camilo; y Ovidio Salinas Pérez, alias El Embajador. Para el Departamento del Tesoro, estas personas se dedicaron durante varios años a “reclutar personas, buscar apoyo económico y protección para acciones de los miembros del grupo guerrillero”.
El reporte oficial señala que los incluidos en la lista han realizado esas actividades en países como Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, México, Canadá y Panamá.
Su inclusión en la lista negra implica el bloqueo de todos sus bienes y recursos que posean en EU y sanciones a los ciudadanos de ese país que tengan o hayan tenido algún tipo de relación comercial o financiera con esas personas señaladas de apoyar a un grupo terrorista.
Tomado de: La Prensa de Panamá.
La mujer, cuya identidad no fue revelada, llegó a Panamá como turista, pero agentes estadounidenses que le hacían seguimiento desde Europa sabían que no venía con intenciones de pasear o conocer las maravillas del país. Se reunió con delegados de ONG europeas y con al menos cinco ciudadanos colombianos que desde hace años mantenían una estrecha relación con organizaciones de izquierda panameñas.
Uno de esos colombianos es Ovidio Salinas Pérez, conocido en los registros de las autoridades como El Embajador o Juan Antonio Rojas, un reconocido representante de las FARC en América Latina.
El objetivo de ese encuentro, que se desarrolló en un salón de hotel de la ciudad, era coordinar el apoyo que delegados de esas ONG de Europa brindarían a las FARC.
Tan fructífera fue la reunión, que El Embajador envió un mensaje a su jefe, el entonces segundo al mando de las FARC, Raúl Reyes. Lo hizo a través de un correo electrónico que luego fue encontrado por las autoridades en el computador del jefe guerrillero durante el ataque al campamento en Ecuador, en el que perdió la vida.
En ese mensaje, Salinas Pérez le notificaba a Reyes que la mujer sueca había hecho “un trabajo extraordinario”; que logró aglutinar, como nunca antes se había logrado, a representantes de organizaciones no gubernamentales para sumar ayuda a “la causa de las FARC”.
Un guerrillero que estuvo en la reunión de Panamá, y que luego se convirtió en informante del Ejército y la Fiscalía de Colombia, contó detalles inéditos del encuentro. La Prensa logró su testimonio, gracias a fuentes de inteligencia de Colombia y Estados Unidos. Entre otras revelaciones, el insurgente aseguró que las razones para que El Embajador se mostrara tan complacido con la reunión, se debió a que el apoyo que se concretó no fue simplemente para obtener respaldo político internacional.
En el encuentro, varios de los asistentes hablaron de un tema neurálgico: las finanzas de la guerrilla. Para las FARC, ahogadas por la ofensiva del gobierno del presidente Álvaro Uribe, era fundamental reunir recursos para enviar a sus frentes en Colombia y a sus grupos de apoyo en el exterior.
En esa reunión, delegados que venían de Suecia, Finlandia, Italia y Dinamarca anunciaron que no traían las manos vacías. Que habían logrado recolectar casi medio millón de dólares.
La noticia encantó a El Embajador, quien de inmediato escribió a Raúl Reyes y le contó la buena nueva. Días después de la cita, la mujer sueca volvió de nuevo a Estocolmo, la capital de Suecia, a donde los investigadores le perdieron el rastro.
Estos seguimientos, así como otras evidencias reunidas durante más de tres años, llevaron al Gobierno de EU, a través del Departamento del Tesoro, a incluir, el pasado 30 de septiembre, a ocho delegados de la guerrilla en la lista negra de quienes trabajan para apoyar y financiar organizaciones terroristas en el mundo. Y una de esas personas es Ovidio Salinas Pérez.
El hombre de las reuniones
Pero esta reunión de 2004 fue apenas uno de los tantos encuentros que, según las autoridades, sostuvo El Embajador. Aproximadamente un año antes de esta cita en un hotel en Panamá, Ovidio Salinas se reunió en la ciudad capital con dos emisarios del llamado Secretariado de las FARC, ambos delegados internacionales con mucho peso. Se trataba de Liliana López Palacios, alias Olga Marín, hija del fallecido jefe de las FARC, Manuel Marulanda, y Miguel Ángel Castañeda Agudelo. Ambos también están en la lista negra de EU a quienes ese país considera como representantes internacionales de la guerrilla colombiana.
El encuentro también está consignado en otro correo encontrado en el computador de Raúl Reyes. En ese mensaje, El Embajador habla del tema central, y tenía que ver con lo que llamó “una diligencia prioritaria para las FARC”: había que hacer varias inversiones en Panamá para camuflar al menos un millón de dólares, producto del narcotráfico.
En un correo posterior, Salinas da cuenta de la adquisición de una finca, un salón de belleza, una cafetería, una discoteca y títulos valores en bancos panameños. La explosiva revelación encendió de inmediato las alertas de las autoridades que comenzaron a rastrear si esa información era exacta. Las autoridades de Panamá fueron notificadas en su momento, y hoy el tema es aún motivo de investigación.
El viajero
Y hubo más reuniones y viajes. Salinas, quien tiene orden de captura internacional emitida por INTERPOL, se movió tranquilamente en Panamá y desde aquí orquestó un plan de apoyo internacional a las FARC.
Autoridades tienen registros de varios viajes que hizo a Costa Rica, otro de sus centros de operaciones; a Nicaragua, en donde buscó respaldo de los sandinistas; a Venezuela, donde coordinó ayuda a las FARC por parte del gobierno de Hugo Chávez; a Ecuador, donde, al parecer, se reunió con otros delegados internacionales de la guerrilla; a Chile, donde se encontró con organizaciones sociales; a Cuba, donde fue recibido por delegados del gobierno de Castro; a España, Portugal, Dinamarca y Suecia, donde buscó apoyo a la causa guerrillera y concretó negocios de compra de armas para las FARC; y a México, donde participó en seminarios organizados por jóvenes universitarios.
Su nombre apareció mencionado, a mediados de este año, en el escándalo que se desató en Costa Rica por el hallazgo de 480 mil dólares que resultaron ser de ese grupo armado y que habían sido enviados desde Panamá y pertenecían a cuentas de Rodrigo Granda, conocido como El Canciller de las FARC.
La Prensa de Nicaragua y el canal RCN de televisión de Colombia lo mencionan como el hombre que estuvo en abril de este año en Nicaragua, en un supuesto encuentro con el presidente de ese país, Daniel Ortega.
En otros correos del computador de Reyes, Salinas Pérez aparece mencionado por efectivas gestiones que realizó para mover plata de ese grupo en Europa. En uno de ellos, María Remedios García Albert, alias Soraya, ciudadana española detenida este año en su país, por ser presunto enlace de las FARC, asegura que este enigmático hombre fue clave para recibir recursos provenientes del Viejo Continente. Los contactos se remontan al año 2000.
De Salinas Pérez, las autoridades perdieron el rastro hace varios meses. Algunas informaciones señalan que por motivos de salud viajó a Cuba a donde se somete a intensos tratamientos médicos.
Pero más allá de la labor de El Embajador, lo que llama la atención de quienes investigan las redes internacionales de las FARC es el papel estratégico que significó Panamá para ese grupo armado ilegal. Las pesquisas señalan que en los últimos años, al menos otros 30 delegados de las FARC se movieron por Panamá e hicieron desde aquí gestiones y contactos.
¿Algunos de esos representantes de las FARC siguen aquí? ¿Tienen otras identidades? ¿Qué panameños les colaboraron? Esas son preguntas que aún no tienen respuesta y que las autoridades tratan de responder para entender qué tan grande fue la presencia del mayor grupo guerrillero del hemisferio occidental en nuestro país.
Los otros delegados de las FARC
El pasado 30 de septiembre el Departamento del Tesoro de Estados Unidos (EU), a través de su Oficina de Control de Bienes Extranjeros, incluyó a ocho personas en la lista de quienes son consideradas como “personas que prestan ayuda material a una organización narcoterrorista”.
Los mencionados en la lista son: Liliana López, alias Olga Lucía Marín –hija del jefe máximo de las FARC Manuel Marulanda–; Jairo Alfonso Lesmes, alias Javier Calderón; Efraín Trejos; Orlay Palomino, alias Comandante Hermes; Jorge Dávalos Torres, Nubia Calderón, Francisco Antonio Cadena, alias Cura Camilo; y Ovidio Salinas Pérez, alias El Embajador. Para el Departamento del Tesoro, estas personas se dedicaron durante varios años a “reclutar personas, buscar apoyo económico y protección para acciones de los miembros del grupo guerrillero”.
El reporte oficial señala que los incluidos en la lista han realizado esas actividades en países como Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, México, Canadá y Panamá.
Su inclusión en la lista negra implica el bloqueo de todos sus bienes y recursos que posean en EU y sanciones a los ciudadanos de ese país que tengan o hayan tenido algún tipo de relación comercial o financiera con esas personas señaladas de apoyar a un grupo terrorista.
Tomado de: La Prensa de Panamá.