martes, 7 de octubre de 2008

Los computadores de ‘Raúl Reyes’: Ecuador vuelve a hacer el ridículo

Por Jaime Restrepo.

Si hay algo que angustia a los aliados de las Farc es el
contenido de los computadores de ‘Raúl Reyes’. Hemos escuchado a Hugo Chávez y a Rafael Correa tratando de minimizar la calidad de la información y descalificando el hallazgo más importante para develar los vínculos del terrorismo con sectores políticos nacionales e internacionales. A la coral se ha unido, ¡cómo no!, la senadora Piedad Córdoba.

Han dicho de todo: que es un montaje de la CIA y del FBI, que los archivos los están escribiendo todavía y que los computadores son una cajita de donde sacan –refiriéndose al gobierno colombiano y a los Estados Unidos- lo que necesitan para desestabilizar los procesos “revolucionarios” que ellos lideran.

Pero Rafael Correa fue más allá y ordenó un supuesto peritaje para intentar golpear la credibilidad de la información encontrada en los aparatos. La semana pasada, el director nacional de informática de la Fiscalía de Ecuador
informó que sus expertos determinaron que hubo manipulación en el acceso a la información de los computadores de ‘Raúl Reyes’.

Básicamente el peritaje ecuatoriano descubrió algo que ya se sabía desde mayo: que en el acceso a la información de los aparatos, entre el 1 y el 3 de marzo, no se siguieron los cánones determinados por la ley. ¡Caramba! La fiscalía ecuatoriana descubrió que el agua moja. De repente hubiera sido menos vergonzoso que fotocopiaran el informe de Interpol y lo sacaran a la luz como una investigación propia, pues son las mismas palabras consignadas en el documento de la policía internacional que fue entregado en mayo pasado.

Es más: los peritos ecuatorianos descubrieron que hubo “discrepancias temporales en los archivos”, como si eso no estuviera descrito perfectamente en el informe de Interpol.

¿Qué se entiende por manipulación en el ACCESO a la información de los computadores? Que el grupo que incautó los aparatos intentó, sin éxito, entrar a la información contenida en los computadores, adivinar claves de acceso y buscar la forma de abrir la puerta a los diferentes archivos, programas y correos encriptados o con clave para ingresar. En esto lo más importante del informe ecuatoriano, como lo consignado en el de Interpol, es que no se menciona siquiera la posibilidad de que la INFORMACIÓN haya sido manipulada por los policías colombianos. En otras palabras: intentaron entrar, no lo consiguieron y la información, que es lo importante en este caso, se mantuvo intacta.

El informe del funcionario de la fiscalía de ese país demuestra hasta dónde puede llegar la manipulación del gobierno vecino. Dice el funcionario: “Eso nos da la idea de que alguna cosa pasó”… ¿Cómo así? Esto es increíble. ¿Un perito que debe determinar de manera precisa lo que está investigando solo puede llegar a la conclusión de que “TIENE LA IDEA” de que “ALGO PASÓ”?

Esto es una burla, o podría ser considerado como un mal chiste, si no fuera porque en el fondo lo que se busca es restarle credibilidad a la información encontrada en los computadores de ‘Raúl Reyes’ sobre los vínculos de las Farc con el gobierno ecuatoriano y sobre todo, atacar el informe de Interpol.

¿Alguien se puede imaginar que en un juicio, un perito en balística salga al estrado a asegurar que su conclusión sobre un proyectil encontrado en el cuerpo de una víctima es que tiene la idea de que algo pasó? Me imagino al abogado de la defensa controvirtiéndolo:
-Si, si. Algo pasó, pero ¿qué fue?

Entonces el perito pasaría saliva y, como los funcionarios de la fiscalía ecuatoriana, tendría que responder:
-Ni idea.

No es que desconfíe de las capacidades investigativas de los ecuatorianos, pero esta es la segunda vez que salen con semejantes babosadas que aseguran en su ignorancia, son hallazgos científicos.

La primera situación ocurrió hace un par de años con el tema de las
fumigaciones aéreas en la frontera. El gobierno ecuatoriano se apoyó en una “investigación” realizada en la universidad Central de Quito en la cual los peritos encontraron, supuestamente, que el Glifosato y el coadyuvante, el Cosmoflux, podían afectar la salud de los seres humanos que tuvieran contacto con el pesticida. Incluso tuvieron la osadía de utilizar esa investigación para denunciar a Colombia ante la ONU.

Este año la ONU encontró tantos vacíos en la investigación, que los ecuatorianos consideraban irrefutable, que la Organización volteó el asunto y exigió que Colombia demostrara que las fumigaciones no afectaban a los seres humanos. En el mundo del absurdo esto significa que el acusado tiene que demostrar su inocencia, cuando la norma universal es que quien acusa tiene que demostrar la culpabilidad del sindicado. Pero el fondo del tema es demoledor: ¿Si la investigación ecuatoriana era tan seria y bien hecha, por qué no sirve como sustento para condenar a Colombia? La respuesta es de Perogrullo: porque no es una investigación sino un compendio de manipulaciones políticas elaborado en la misma universidad en la que se reúne la Coordinadora Continental Bolivariana.

Ahora la bufonada es peor: los peritos encontraron lo mismo que determinó Interpol y la conclusión científica más seria es que “tienen idea de que algo pasó”. Con lacayos del régimen disfrazados de peritos e investigadores, Ecuador solo hace el ridículo ante propios y extraños.