martes, 17 de noviembre de 2009

Razones de peso para la orden de captura al general Padilla: nueva baladronada de Correa

La baladronada del presidente ecuatoriano Rafael Correa al hablar por un lado de la aclimatación para reanudar relaciones diplomáticas con Colombia, mientras por el otro lado sus “súbditos del poder judicial politizado”, dictan una orden de captura contra el general Padilla, corroboran no solo que Correa es comunista y que actúa igual que las Farc cuando hablan de paz al mismo tiempo que incrementan el terrorismo contra Colombia, sino que este hecho sumado a los demás sucesos de la geopolítica regional, indica que sigue en pie el complot del Foro de Sao Paulo tendiente a alejar a Estados Unidos del resto del continente y tumbar al gobierno de Colombia para instaurar una dictadura marxista-leninista, según fue aclarado con los hallazgos de los computadores de Raúl Reyes.

La grosería y despropósito jurídico de Correa no es nada nuevo. Es conveniente refrescar la memoria de los lectores, para recordar quien es y como ha actuado Correa frente a Colombia y al presidente Uribe, a quien odia a muerte no solo porque Uribe encarna las ideas de la democracia occidental capitalista, sino porque lo supera con creces, como estadista, como dirigente político, como ser humano y como dirigente en el hemisferio.

Además de odio hacia Uribe, Correa sufre de un tremendo complejo de inferioridad frente al carismático mandatario colombiano.

Luego de recibir a las Farc una ingente suma de dinero para su sucia campaña presidencial, Correa mantuvo nexos constantes con su amigo del alma Raúl Reyes, a sabiendas que el terrorista vivía desde hace 14 años a sus anchas dentro de territorio ecuatoriano.

Los enlaces de Correa con Reyes fueron por medio de los hermanos Larrea, la diputada terrorista Augusta Calle, FranK Aizalla, el coronel Britto, el general Vargas (luego embajador de Ecuador en Venezuela), los dirigentes comunistas de Alianza País y otros bandidos camuflados en la dirigencia política y social ecuatoriana.

Por esas razones cuando ganó las elecciones presidenciales, Correa se comprometió con Reyes a demandar a Colombia ante la Corte Penal Internacional, con el argumento que las fumigaciones contra las plantaciones de coca afectaban a los campesinos ecuatorianos residentes en la frontera, pero en realidad lo hacía, porque sus socios del alma, sus compinches de las Farc, estaban perdiendo dinero proveniente del narcotráfico, es decir de la misma fuente de la que salieron los fondos farianos para la campaña correista y de los mismos fondos con el que su padre un delincuente preso en Estados Unidos por narcotráfico, le financió la carrera como economista.

A esa canallada, Correa sumó de inmediato una segunda. Respaldado por Chávez se negó a visitar a Uribe en Bogotá antes de posesionarse. No obstante la grosería del inculto ecuatoriano, Uribe asistió a la posesión presidencial del principal cómplice de las Farc en Quito, pero allí se vio obligado a soportar con estoicismo, dos graves ofensas contra el pueblo colombiano.

Al llegar al aeropuerto de Quito, Uribe observó que al lado de los pabellones de todos los países de los presidentes que asistían al acto, había una minúscula bandera colombiana, colocada intencionalmente por orden del bocón mandatario saliente Alfredo Palacios y Rafael Correa el entonces nuevo peón de Fidel Castro en Latinoamérica. Y durante el acto oficial de posesión de Correa, el indígena que oficiaba de maestro de ceremonia y leía el listado de protocolo “olvidó” intencionalmente la presencia de Uribe en la ceremonia protocolaria.

Tras la muerte del terrorista Raúl Reyes en el Ecuador, Correa desató toda su carga emocional y polítiquera contra Uribe y contra Colombia. Consciente que ser compinche de Reyes, haber recibido dinero de los terroristas y conducir su propio país hacia una esclavitud similar a la cubana, es algo que la historia y la justicia le van a cobrar tarde o temprano, Correa ha recurrido a payasadas y pantomimas, encaminadas a que la justicia internacional deseche los contenidos de los computadores como pruebas válidas en su contra.

Debido a que Lula da Silva, Chávez, Ortega, Evo Morales y otros dirigentes izquierdistas latinoamericanos están inmersos en el mismo problema, pues quedó demostrado como sigue sucediendo, que hay un complot contra Colombia, para primero colocar a una persona como Piedad Córdoba en la presidencia de la república y luego virar hacia el comunismo del siglo XXI, todos al unísono presionan la realización del acuerdo humanitario con las Farc con la coincidente mediación de estos personajes siniestros, que de paso les darían estatus de beligerancia y embajadas a los terroristas.

Por ese mismo motivo, todos vociferan contra la presencia militar norteamericana en Colombia, pero no cuestionan el desmedido armamentismo chavista, la innecesaria inmersión brasileña en tecnología de guerra nuclear; patalean por que Zelaya no recupera la presidencia pese a la sucia trama urdida por Lula, Ortega y Chávez, para ponerlo en la embajada brasileña en Tegucigalpa, etc, etc.

La nueva payasada de Corea, es una típica jugada comunista urdida al estilo de su mentor Fidel Castro. Negociar con el terror y el chantaje, sin ceder un ápice en la línea de objetivos marxistas-leninistas. Paralelo a esto con argucias populistas, Correa despierta entre los desinformados ecuatorianos de mas bajos estratos, un sentimiento anticolombiano y la convicción que los problemas sociales de su país, se arreglan estatizando la economía y expropiando a los dueños del capital.

El anuncio de la ley de la supresión de la propiedad privada en el Ecuador, sumada a la intención de cerrar y censurar medios de comunicación en nombre dizque de la autonomía, la soberanía y quien lo creyera de la libertad, son componentes de un serio campanazo de alerta, no solo para los ecuatorianos sino para el hemisferio en general, pues constituyen pruebas fehacientes de los alcances extremistas de los peones de Fidel Castro en le continente.

Dadas las anteriores razones y la evidente maniobra politiquera de Correa y sus secuaces de un espureo sector infiltrado en la rama judicial ecuatoriana, desde luego, afín a los intereses demagógicos del pelafustán mandatario, es hora que Colombia como Estado y como sociedad civil, inicie los procesos penales a que haya lugar contra Correa, Larrea, Augusta Calle y las demás lacras enquistadas en al dirigencia política ecuatoriana, que han apoyado las Farc por acción y por omisión.

Debemos dejar atrás la bobería colectiva. Debemos deshacernos de los mantos de diplomacia bondadosa frente a un terrorista de cuello blanco, que por convicción ideológica y personal está confabulado con los bandidos que pretenden esclavizar Colombia. Es hora que los colombianos comprendamos que los comunsitas de afuera y adentro del país están unidos para derrocar el sistema republicano vigente, porque desean llevarnos a una esclavitud y miseria similares al drama padecido por Cuba durante medio siglo.

No mas pañitos de agua tibia, ni declaraciones prudentessin acción judicial simultánea. Colombia exige acciones y compromiso de todos los estamentos de la sociedad. Por ejemplo, nuestros ilustres abogados santanderistas tan dados a encontrar mil razones para porque si, o por que no, depende de la orilla que ocupen dentro de un proceso judicial, deberían actuar en consecuencia, es decir, despojarse de la indiferencia crónica propia de quienes se agarran como perros salvajes por la presa minúscula, sin importarles que el cazador acabe con la especie que constituye su fuente de alimentación.

Colombia está en la mira del marxismo-leninismo, cuyos integrantes por esencia y por credo están en guerra revolucionaria permanente contra todo quien no comparta su obtusa ideología. Lo preocupante es que la mayor parte de quienes integran la democracia y los valores occidentales nunca lo han creído, porque suponen que la institucionalidad resuelve todo, como debería ser.

Pero la verdad es otra. Una institucionalidad erosionada por las deficiencias de la politiquería crónica, infiltrada por el partido comunista clandestino de las Farc y rodeada por indiferentes, es el mejor caldo de cultivo para que los chavistas, los correistas y los demás bandidos que los secundan hagan su agosto a favor de las Farc y el mal llamado socialismo del siglo XXI.

Esas son las razones de peso y fondo de la juglaresca orden de captura contra el general Padilla, pintoresca decisión judicial que además demuestra que a Correa no le importa que las Farc vivan el Ecuador, sino que su entrañable amigo Raúl Reyes murió pese a estar tan protegido por el… Y que al parecer, en ninguna de las tres ramas del poder público ecuatoriano hay deseo de luchar contra el terrorismo, ni de apoyar a Colombia en este esfuerzo histórico.